EL MUNDO
DIARIO ILUSTRADO DE LA MAÑANA
Buenos aires, jueves 19 de diciembre de 1963
Kennedy: Revelan por Primera Vez Detalles Sobre su Muerte
Washington, 18 (AFP), El presidente Kennedy estada posiblemente vivo todavía de haber podido evitar la segunda bala que le disparió su asesino en Dallas y que le destroyzó el cráneo. Por otra parte, parece ser que murió instantamente al recibir el impacto del segunda proyectil y no expiró, como se creía, después de Parkland de Dallas.
Estas revelaciones que emanan de una fuento que está al corriente de los resultados de la auptosia hecha a Kennedy en el hospital naval de Bethesda, están en contracicción con los informes de los médicos de Dallas. Estos médicos, que fueron llamados de toda urgencia para operar al primer mandatarlo, no se dieron cuenta de que había recibido un balazo en la espalda.
Los cirujanos de Dallas descubrieron dos heridas; la primera en el cuello, a la altura del botón de la camisa y la segunda en el cráneo. Se mostraron reservados en cuanto a decir si las dos heridas habían sido causadas por la misma bala. No obstante, aseguraron que las dos heridas habrían podido ser fatales de haber sido causadas por dos proyectiles ditentes. En el hospital de Bethesda, los médicos se dieron cuenta de que la primera bala había penetrado en la espalda del Presidente, que atravesó en una longitud do unos ocho centímetros, sin tocar ningún órgano vital.
Como el Presidente estaba acostado boca arriba cuando le examinaron, los médicos de Dallas no descubrieron esta herida qué, segun el informe de la auptosia, pudo no ser fatal. Se explica la poca penetración de esta primera bala diciendo que primeramente pudo tocar la carrocería del automóvil presidencial antes de darle en la espalda. Esta primera bala es, ..parecer, la que fue encontrada en la camilla en la que se transporió al Presidente. Al ver la herida del cuello, los médicos del hospital de Parkland, de Dallas, dijeron que había sida causada por la penetración de una bala o bien por la salida de la otra bala que atravesó el cráneo de Kennedy.
También apuntaron otra posibilidad: la herida del cuello había podido ser provocada por el fragmento de hueso o de metal proyectado a través de la gargania bajo el impacto de la bala que atravesó el cráneo.
Esta segunda teoría ha sido confirmada por la auptosia.
Le teoría de la bala en el cuello había dejado perplejos a los experlos cuando se estableció que el asesino había disparado desde el sexto piso de un edificio delante del cual acababa de pasar el automóvil presidencial adí, pués, era muy poco probable que una bala hubiese podido alcanzarle de frente en la garganta.
Estos son los detalles sobre los resultados de la auptosia tal como han sido dados por la fuente que está al corriente del informe:
La segunda bala que alcanzó a Kennedy (en realidad, la tercera disparada puesto que la segunda alcanzó al gobernador de Texas Connally) provocó una herida detrás de la caja crancana, destruyó una parete del cerebro y salió por la frente.
No hay la menor duda que esta herida fue fatal y que causó la muerte instantánea del Presidente, pese a que su corazón pudo seguir latiendo durante unos breves instantes. Esta bala fue encontrada en el coche.
La segunda bala disparada por el asesino alcanzó al gobernador Connally en el pecho, a una alture aproximada a la de la primera bala que penetró en la espalda del presidente.
Dado que hubo un intervalo de unos seis segundos entre el primero y el tercer disparo, el informe implica que el presidente habría podido salvarse de haberse puesto a cubierlo.
El dolor provacado por la bala en la espalda le impidió aparentemente reaccionar. Si, como se cree ahora, esta primera herida no fue fatal, Kennedy habría podido ser salvado por un agente de los servicios secretor que están entrenados para hacer frente a estas siuaciones.
Pero en aquel momento no había ningún agente secreto al lado del presidente. Kennedy no quería que los agentes estuviesen a su lado mas que cuando se encontraba en medio de una compacta muchedubre.
En aquel momento, el público estaba dispersado a lo largo de las aceras, por lo que los guardespaldas no pudieron más que inclinarse ante los deseos del presidente.